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Autoliderazgo

4 Cosas que Aprendí en Mi Hospitalización por Coronavirus

En las situaciones más adversas las personas podemos sacar lo mejor o lo peor de nosotros mismos. Lo bueno es que es una cuestión de elección. ¿Quieres saber qué he elegido yo sacar de mi hospitalización por COVID-19? Sigue leyendo…

Esta historia empieza hace unos días cuando, tras varias jornadas de fiebre, “tiritonas”, dolor de cabeza y tos “de perro”, mi médico de cabecera, que me había estado haciendo seguimiento de la sintomatología por teléfono (recordamos que estamos en “Estado de Alarma” con los hospitales saturados de personas infectadas por COVID-19 y que la recomendación general es ni acercarse a un centro de salud salvo urgencia grave), decide enviarme una ambulancia a casa para llevarme directo al hospital.

He de reconocer que inicialmente la medida me pareció exagerada y tenía la percepción de que en unas pocas horas estaría en casa de nuevo. Pero no. Las pertinentes pruebas aconsejaron mi hospitalización, y visto ahora, con muy buen criterio. Mil gracias a nuestro sistema sanitario.

En la misma mañana había pasado de levantarme (hecho polvo tras una noche horrible, eso sí) en mi casa a estar en aislamiento en una habitación de hospital, vestido con una bata y una mascarilla y enganchado a un gotero, recibiendo únicamente las visitas periódicas del personal sanitario, convenientemente protegido, por lo que solo podía reconocer sus ojos.

Tengo que reconocer que me asusté. La situación no era, ni mucho menos la mejor posible y era muy fácil caer en el pánico o el pesimismo.

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Y fue justo en ese momento cuando recordé unos de esos ejercicios con los que suelo ayudar a mis clientes de Coaching, y que además es universal, pues lo he utilizado en Coaching Personal, Coaching Ejecutivo o Directivo y Coaching Deportivo. Así que pensé, si el Coaching ayuda a mis clientes, voy a aplicarme a mí la misma “medicina” .La clave: ponerme a pensar en qué podría yo aprender de esa situación en lugar de redundar en mi cabeza en todo lo negativo que la rodeaba. Y lo cierto es que el Coaching me ayudó, pues no solo conseguí focalizar mi mente en positivo sino que además obtuve 4 valiosísimos aprendizajes que espero no olvidar nunca y que quiero compartir hoy aquí contigo:

1.- La importancia de la salud:

Sí, ya se que suena a tópico, pero creeme que no lo es. Solemos pedir como deseo de año nuevo salud, brindamos con esa palabra e incluso la mentamos cuando alguien estornuda, sí, vale, pero… ¿realmente la cuidamos todo lo que deberíamos o sería recomendable? Evidentemente, cuidar nuestra salud no nos exime de la posibilidad de contraer una enfermedad (a las pruebas me remito), pero hay un hecho irrefutable, o varios. Es menos probable contraer una enfermedad en alguien que cuida su salud que en alguien que no lo hace. Y, aun enfermando, es más probable que alguien que cuida su salud supere mejor una enfermedad que alguien que no lo hace. Eso es un hecho. Por tanto, primer aprendizaje, valoremos nuestra salud como se merece cuando gozamos de ella, fomentemos hábitos saludables, cuidemos nuestra alimentación…. En definitiva, no nos acordemos sólo de la salud cuando la perdemos o la tenemos mermada.

2.- La importancia a de las personas que nos quieren:

He de reconocer que, recién llegado a la habitación, y una vez pasado el susto inicial, me sentí fuerte. Pensé que yo solo podría con aquello, que soy una persona preparada mentalmente (no en vano trabajo ayudando a las personas a gestionar mejor sus pensamientos y su inteligencia emocional). Pero también he de reconocer que con el pasar de las horas y los días, esa fortaleza se fue minando y pasé momentos duros. Y ahí aprendí la segunda de las cosas que quiero compartir contigo. La enorme importancia que tienen las personas que nos quieren, que nos apoyan, que están ahí cuando las cosas no van bien.

Cada llamada, cada whatsapp, cada palabra de tod@s l@s que estuvieron apoyándome, me dio fuerzas para ser fuerte, para resistir y no venirme abajo. Las personas somos “animales sociales”, y nuestra fuerza no solo reside en nuestro interior si no también en las relaciones emocionales, afectivas y sanas que establecemos con los demás. Y de esto aprendí a que hay que cultivar esas relaciones, abonar esas emociones y cuidar a la gente que nos quiere y a la que queremos, pues estarán ahí cuando l@s necesitemos y nosotros estaremos ahí cuando ell@s nos necesiten. Aprovecho estas líneas para agradecer de corazón todas esas muestras de afecto, cariño, apoyo y ánimo que tanto me ayudaron. ¡Gracias, gracias y mil veces gracias!

3.- La importancia de las pequeñas cosas:

Otro de los ejercicios de Coaching que suelo recomendar a mis clientes, y que ayuda a focalizar positivamente nuestra mente (es una técnica de la Psicología Positiva), es fijarnos a lo largo del día en esas pequeñas cosas que nos alegran, nos ponen content@s y en definitiva nos hacen felices. Un beso de la persona a la que amamos, un abrazo de tu hija, una comida que te gusta… y tantas otras cosas que nos hacen sentir bien y en las que casi no reparamos porque son cotidianas y se dan de manera natural, pero… que falta nos hacen cuando no están. Cómo las eché de menos en esa habitación de hospital. Aprendizaje: Saborea cada momento, disfruta de cada una de esas pequeñas cosas que te hacen sentir bien, vive al máximo cada detalle que te hace feliz, cárgate de energía positiva con ellas, porque la necesitarás cuando no estén

4.- Nuestra capacidad de adaptación es infinita:

No puedo describir la sensación de inutilidad que tuve cuando me vi en esa cama de hospital, enganchado a un gotero y sin poder moverme. Fue como volver a ser un bebé que necesita ayuda para todo. Sin embargo, a los pocos minutos ya pude alcanzar la mesilla con ruedas que había cerca de la cama para poner la botellita de agua al alcance mi mano para hidratarme cuando lo necesitara. A las horas ya sabía poner y quitar el tubo del gotero para poder levantarme al baño, y el segundo día aprendía ducharme con una mano en alto (la de gotero y utilizando solo la otra).

Y estos son solo unos pocos ejemplos. Casi sin pensar en ellos, mi cerebro fue elaborando estrategias para moverme, asearme e incluso dormir sin pisar los tubos a los que estaba enganchado. El ser humano es extraordinario. Se adapta a todo, sobrevive donde sea. Ese fue otro de mis grandes “descubrimientos”, que además estoy seguro de que me/nos ayudarán en los próximos días, semanas y meses. Viene tiempos difíciles, extraños, de cambio, que nos van hacer sentir incompetentes, que no sabremos como afrontar y lo pasaremos mal por ello, pero… todos tenemos una extraordinaria capacidad de adaptación que nos va a ayudar. Solo hay que crees en ello y por supuesto, tomar acción. ¿Aceptas el reto?.

Lo cierto es que no me gustaría volver a pasar por ello, a nadie nos gusta atravesar situaciones difíciles, pero, si algo me llevo, es el haber aprendido cosas muy valiosas de todo esto. Espero que a tí te sirvan tanto como a mí. Estaré encantado de resolver tus dudas y ayudarte.

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