De la Procrastinación a la Proactividad laboral

La Procrastinación es, en resumidas cuentas y en contra de lo que dice el refrán, “dejar para mañana lo que podríamos hacer hoy”. Pese a lo que pueda parecer, no se trata de un rasgo de personalidad, ni siquiera de una mala gestión del tiempo. La Procrastinación no es más que una tendencia o hábito de comportamiento. Un hábito, por otra parte, poco productivo. Por ello, para “vencerla” no necesitamos cambiar la personalidad, sino únicamente de adquirir estrategias que nos permitan modificar hábitos de conducta.

En nuestros días, como ya he mencionado en artículos anteriores, el crecimiento de una empresa tiene mucho que ver con la gestión del cambio  o el manejo de las crisis.

Los departamentos de Gestión de Personas (antiguos Recursos Humanos) buscan, cada vez más, profesionales con unas determinadas competencias (más allá de la experiencia curricular). Habilidades relacionadas con el Liderazgo,  la Comunicación o la Inteligencia Relacional  son de las más demandadas, pero no son las únicas. Cada vez con más frecuencia, en las ofertas de empleo, encontramos la Proactividad como una de las capacidades más solicitadas.

Como he mencionado anteriormente, Procrastinar no deja de ser un hábito, y los hábitos no son más que maneras recurrentes de actuar, que se establecen así por algún motivo. Para poder modificar estos hábitos, es muy importante averiguar las causas que nos llevan a la conducta que deseamos cambiar y aplicar la solución más adecuada a cada una de ellas.

¿Quieres saber a qué puede deberse tu Procrastinación?

Y, lo más importante… ¿Quieres transformar esa Procrastinación en Proactividad?

Recuerda que la Proactividad es una competencia que se puede entrenar.

Aquí te dejo algunas claves de cómo empezar a hacerlo:

Son las personas que responden a estímulos de forma casi automática. Personas más espontáneas, rasgo bueno para situaciones de presión que requieran de una toma de medidas rápida.

Ser observador/a, pero no pasivo/a. Estar atento/a al entorno, a los distintos matices de las situaciones. Tener empatía. Percibir lo imperceptible. En otras palabras, estar siempre receptivo/a.

La Proactividad, como cualquier otra competencia, es entrenable. A continuación de detallo con más exactitud en qué puedes empezar a trabajar para ser más proactivo/a.

Es normal que en el día a día surjan contratiempos y problemas. No sirve de nada echarse las manos a la cabeza ni buscar culpables. Es más interesante y productivo buscar una solución. Ser constructivo/a e incluir la propuesta de mejora en lugar de la reclamación o queja.

El Autoconocimiento es una buena manera de construir la Proactividad. Hacerse preguntas como ¿qué características piensas que necesitas mejorar? ¿cuáles son tus objetivos para los siguientes meses? Conocer tus límites.

Como sugerencia, quizás puedes empezar a leer sobre la Ventana de Johari.

Diseñar e implantar una rutina de trabajo ordenada y planificada. Así puedes centrarte en comprender mejor otros aspectos como la viabilidad de las tareas.

Te recomiendo, si no lo conoces ya, empezar a investigar sobre el Método GTD de Productividad Personal.

Ser una persona involucrada con su trabajo, con la empresa. Tomar iniciativas. Proponer ideas.

Ser proactivo/a permite predecir o anticipar situaciones sensibles (como por ejemplo la falta de presupuesto, un cliente complicado, la dificultad con el cumplimiento de plazos, etc.).

También mejora la gestión de tareas y la Productividad Personal: Las personas proactivas gestionan mejor su agenda y administran sus tareas de manera más ágil y práctica, resolviendo de manera eficaz y eficiente cualquier problema que les aparezca en el camino.

En definitiva, la Proactividad nos acerca a ser el/la mejor profesional posible, y, por tanto, al éxito profesional.